CÓMO VISITAR LA BOCA (por Pablo R. Bedrossian)

000-dsc08252La Boca es el barrio italiano de Buenos Aires. Debe su nombre a la entrada del Riachuelo, angosto tramo final del río Matanza, en el Río de la Plata. El colorido de sus casas de metal acanalado, las esculturas que embellecen muchas de sus calles y el famoso estadio de Boca Juniors, la Bombonera, la convierten en una pequeña ciudad dentro de la ciudad.

Además, sus altas veredas contra las inundaciones, sus puentes de hierro, sus viejos edificios color tierra y ese enjambre de depósitos y fábricas abandonados que bordea sus riberas contribuyen a ese crear una atmósfera intensamente popular, propia de las primeras décadas del siglo XX.

  1. ALMUERZO EN «EL OBRERO»

001-dsc05397Empezamos nuestro recorrido almorzando en El Obrero, un bodegón que ha sobrevivido a las tormentas sociales, a la inflación y a los bruscos cambios de gobierno. Mientras espera su orden, pida unas rabas fritas con una tortilla de huevo y papa. No se  va a arrepentir.

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  1. MUSEO DEL CINE PABLO DUCRÓS HICKEN

004-dsc05411Enfrente se encuentra el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken. Su nombre homenajea al investigador cuya colección, donada por su viuda, sirvió de base para iniciar el museo. Está dedicado a la investigación, preservación y difusión el patrimonio cinematográfico argentino. Se recorre muy rápidamente, salvo que Ud. desee detenerse en algo de su interés. Forma parte del histórico complejo edilicio que perteneció a la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad, al que también pertenece la Usina del Arte, pero tiene entrada independiente por la calle Agustín R. Caffarena 51,

http://www.buenosaires.gob.ar/museodelcine

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  1. LA USINA DEL ARTE

En la esquina este se encuentra La Usina del Arte, un espacio recuperado convertido en Centro Cultural. El edificio originalmente fue erigido para alojar turbinas generadoras de energía eléctrica para el polo fabril que se levantaba en la zona a principios del siglo XX. El diseño fue encargado al arquitecto italiano Giovanni Chiogna, quien le dio el aspecto externo de un imponente palacio florentino de ladrillo rojo a la vista. Inaugurado hace un siglo; recomendamos ver la bella torre almenada de una de sus esquinas.

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Se ingresa por la esquina de la Avenida Don Pedro de Mendoza y la calle Agustín R. Caffarena. Sus altos muros contienen un edificio rectangular con basamento de piedra gris, con otras dos torres en extremos opuestos, una de ellas con un bello reloj. Al ingresar, se encuentra un gran patio y una espléndida escalera, que nos recuerda a un castillo medieval. No deje de observar algunos detalles de la construcción, tales como los arcos de medio punto, algunas gárgolas y trabajos de herrería que sobrevivieron a las remodelaciones.

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El interior ha sido acondicionado para espectáculos ofreciendo al visitante una soberbia experiencia.

http://www.usinadelarte.org/

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Tip: Un detalle para los fans de los pasajes urbanos y callecitas empedradas: Por dentro del complejo hay una calle privada empedrada que lo cruza en su totalidad, desde la Avenida Benito Pérez Galdós hasta la calle Agustín R. Caffarena.

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  1. EL GALPÓN DEL GRUPO DE TEATRO CATALINAS SUR

Luego dar la vuelta por la Avenida Pérez Galdós llegamos a una fachada decorada ricamente por inefables personajes, moldeados al estilo típico de la Boca. Es el galpón del Grupo de Teatro Catalinas Sur, integrado por vecinos que ven en el teatro un puente hacia su comunidad.

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El lugar fue un depósito de tintas, hoy recuperado por este movimiento artístico independiente como un espacio cultural. Las divertidas figuras que parecen ser espectadores ubicados sobre una tribuna y varios palcos, son creación de tres brillantes artistas plásticas: Andrea Agüero, Andrea Bustamante y Valeria Vizioli.

http://www.catalinasur.com.ar/

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Tip: Desde la esquina y por cerca de 50 metros en la calle Caboto, que corta la Avenida Benito Pérez Galdós, el maestro Oscar Gasparini montó un mural donde reflejaba la identidad boquense. En nuestra última visita en 2016 estaba parcialmente desmontado, pero es probable que sea renovado.  Sin embargo, recientemente La Boca (que forma parte del “Distrito de las Artes”, que engloba barrios del sur de Buenos Aires), se enriqueció con 21 intervenciones artísticas en forma de murales callejeros. Artistas internacionales como Reka (Australia), Millo (Italia), Telmo Pieper (Holanda), Camille Walala (Francia), Nase Pop (Holanda), y locales, como Felipe Pantone, Parbo, Martín Ron, Pastel, Gordo Pelota, Zumi y P3Dro Perelman, poblaron muros, esquinas, fachadas y medianeras con su arte. Es el primer paso de un ambicioso proyecto, y las obras pueden verse recorriendo las calles Benito Pérez Galdós, Wenceslao Villafañe, Ministro Brin, Caboto y Caffarena, en las inmediaciones de La Usina del Arte.

http://dondebuenosaires.com.ar/murales-callejeros-en-la-boca/

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  1. LA CASA DEL FANTASMA

Avanzando por la Avenida Benito Pérez Galdós por la vereda opuesta al galpón del Grupo de Teatro Catalinas Sur, un llamativo edificio color piedra de forma triangular -o más precisamente, trapezoidal- forma tres esquinas con la calle Wenceslao Villafañe y la Avenida Almirante Brown. Es fácilmente reconocible por su diseño geométrico coronado por una enorme torre cilíndrica con almenas. Se lo conoce como “La Casa del Fantasma” o “El Castillo de La Boca” y se tejen sobre muchas leyendas.

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María Luisa Auvert Arnaud, una rica hacendada de Rauch, una zona rural de la Provincia de Buenos Aires, encargó la obra al arquitecto Guillermo Álvarez. El diseño sigue lineamientos del movimiento modernista europeo que llegó a Bs. As. a principios del siglo XX. La construcción fue inaugurada en 1908 y en 1910, recibió un premio municipal por su arquitectura.

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  1. AVENIDA ALMIRANTE BROWN Y PUENTE TRANSBORDADOR NICOLÁS AVELLANEDA

Allí tomamos la Avenida Almirante Brown hacia la derecha. Cruzamos con cuidado el inicio de la autopista y nos dirigimos a Riachuelo.

Tip:

Si no almorzó en El Obrero, le recomendamos comer una fugazetta en la histórica pizzería Banchero, ubicada en la esquina de la Avenida Almirante Brown y Suárez. Inaugurada en 1932 es en lugar obligado de encuentros de personalidades de la Boca, incluidos los jugadores del famoso Boca Juniors. En 2002 fue declarada Sitio de Interés Cultural por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. No espere lujos ni glamour, sino un sitio y una pizza que han hecho historia.

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Continuando por la avenida,  observamos dos grandes estructuras de hierro que lo cruzan, que remedan oxidados esqueletos prehistóricos.

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El de la izquierda, actualmente pintado de rojo, corresponde a una sección del Puente Nicolás Avellaneda, inaugurad en 1940; el de la derecha, es el Puente Transbordador Nicolás Avellaneda, inaugurado en 1913, dedicado a transportar personas de una orilla a la otra mediante una plataforma. Su imagen es un ícono boquense.

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Transcribimos datos que nos han parecido interesantes de un artículo de la Sociedad Central de Arquitectos: “El Puente Transbordador Nicolás Avellaneda es único en América y uno de los ocho que quedan en pie en el mundo…fue construido en Inglaterra, en hierro, con trazas de cobre para resistir la corrosión; luego se lo armó en Buenos Aires, a la manera de un Mecano. Presenta una plataforma suspendida, tirada por cables, que le permitió cruzar el Riachuelo a coches, camiones, carros con caballos y también al tranvía”[1]. Compartimos aquí una foto tomada por nosotros en los años ’90. A partir de ella se pueden observar las mejoras realizadas.

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  1. PUENTE NICOLÁS AVELLANEDA

Al llegar al Riachuelo se conectan la Avenida Almirante Brown -por dónde veníamos- y la Avenida Don Pedro de Mendoza, que hace una curva que la cruza con la que fuera antes su paralela. Doblamos a la izquierda y tras caminar unos metros, podemos entrar al Puente Nicolás Avellaneda, de diseño art deco.

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En nuestra última visita, para garantizar nuestra seguridad, un policía de la guardia que estaba en la planta baja se ofreció a acompañarnos en la visita. Tras subir las escaleras mecánicas de esta monumental obra, podemos cruzar por arriba el Riachuelo hacia el Dock Sud o detenernos para tomar algunas fotos. Del lado izquierdo, se observa el Puente de la Autopista Buenos Aires – La Plata y, tras él, el Río de la Plata.

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  1. AVENIDA PEDRO DE MENDOZA

Bajamos del puente y regresamos hacia la derecha. Cruzamos la Avenida Almirante Brown, que allí termina, y caminamos por una ancha costanera que bordea el Riachuelo y sirve como acera al siguiente tramo de la Avenida Pedro de Mendoza. Las casas y edificios que quedan a nuestra derecha, muchos de ellas abandonados, tienen fachadas muy originales.

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Del otro lado del Riachuelo se observa el tranquilo perfil ribereño del Dock Sud con su aroma a alquitrán, asfalto y vieja industria.

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  1. HOSPITAL DE ODONTOLOGÍA Y LACTARIO MUNICIPAL

Avanzando por la Avenida Pedro de Mendoza, en su esquina con la calle Palos, nos encontramos con un edificio que se levanta como si fuera un cubo. Es el Hospital de Odontología Benito Quinquela Martín, que fue donado por el más famoso pintor de La Boca. Inaugurado en 1959, la cara que da a la serpenteante avenida Pedro de Mendoza es color arena oscuro; poblada de ventanas, en su extremo izquierdo luce el mural “La boca del Riachuelo”, creación de Quinquela. Hecho en cerámica, tiene los motivos que caracterizan la obra de Quinquela: el puerto, los barcos, los trabajadores, las chimeneas, siempre con el fondo del río y del cielo, siempre con un intenso colorido. Se ha dicho que, si bien el artista le dio a sus trazos la percepción lumínica de los impresionistas, su regreso al dibujo, notable en particular en la figura de los estibadores encorvados, revela cierta influencia post impresionista.

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Del otro lado, si uno observa hacia arriba, desde la segunda planta la fachada remeda una pintura cubista: un cuadrado verde pálido atravesado por franjas horizontales de intensos colores, celeste, rojo, amarillo y nuevamente celeste.

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Tip: Si avanza unos metros por la calle Palos, en la terraza del edificio adyacente al Hospital de Odontología, se levanta una bella escultura, réplica del Monumento al Pescador, del famoso escultor Roberto Capurro, erigido en Mar del Plata[2].

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Enfrente del Hospital de Odontología, se encuentra el Lactario Nº 4 de la Ciudad de Buenos Aires, inaugurado en 1947, gracias a otra generosa donación también del gran pintor boquense. En la ochava se abren dos escalinatas -típicas en La Boca en vista de las frecuentes inundaciones- para ascender a las aceras, tanto en la calle Palos como en la Avenida Pedro de Mendoza, por donde seguimos nuestro recorrido, a través de una breve recova. En el ángulo superior que da a la esquina, la imagen de un joven alado con una banda que dice “te guío y amparo” simula el mascarón en la proa de un barco, sobre el cual se proyecta la quilla.

  1. TEATRO DE A RIBERA Y ESCUELA Y DE BELLAS ARTES “BENITO QUINQUELA MARTÍN”

Dejando atrás el Lactario, encontramos un pequeño mural, que dice Paseo de la Ribera, República de la Boca, con un plano del barrio, la descripción de los lugares más conocidas y unas figuras tangueras que bailan sobre una calle empedrada cuyo fondo es parte del camino que venimos recorriendo. La “República de la Boca” -según se cuenta- fue una iniciativa de vecinos genoveses que, durante un conflicto laboral, decidieron autogobernarse, declarando su adhesión al Rey de Italia, Humberto I. Aunque no hay ninguna evidencia documental que la respalde, la versión más difundida dice que estos xeneizes izaron su propia bandera, que tenía los colores argentinos, la cruz blanca de la Casa de Saboya -a la que pertenecía el monarca italiano- y un gorro frigio. El Presiente Roca habría acudido con tropas de su ejército y abortado la intentona. En 1923, Benito Quinquela Martín refundó la República de la Boca, como una organización social y cultural muy original y divertida. Recuerdo haber visto cuando era niño, en “Sábados Circulares”, un famoso programa de TV de aquella época en el Canal 13, al Presidente y al grupo directivo de la original República, cuyos símbolos debieron ser la murga y el fainá.

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Uno pocos metros adelante se encuentra el Teatro de la Ribera, inaugurado en 1971 por otra generosa donación de Quinquela Martín. Su colorida fachada está en la misma línea arquitectónica que la del vecino Hospital de Odontología. Dentro tiene ocho murales realizados por el reconocido artista boquense, y desde 2010 está exclusivamente dedicado al tango.

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El edificio siguiente, muy colorido como los precedentes, pero algo más alto y en estilo art deco, es el Museo de Bellas Artes de la Boca “Benito Quinquela Martín”, más conocido como “La Casa de Quinquela”. Sin embargo, el frente dice “Escuela Pedro de Mendoza”. Ocurre que en 1933 el artista donó una la propiedad para construir una escuela primaria (que se inauguró en 1936 y funciona en la Planta Baja), un Museo de Artistas Argentinos (inaugurado en 1938) y un espacio para su vivienda y taller, que el Museo trata de preservar en su estado original. Lamentablemente en nuestra última visita la fachada estaba muy descuidada.

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Enfrente, del otro lado de la Avenida Pedro de Mendoza, se alza un merecido homenaje al gran artista y filántropo boquense: una estatua suya, cuya base descansa en un colorido empedrado, que lo muestra mirando hacia su casa, .

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En el interior del Museo no está permitido tomar fotos. Recomendamos visitar todas sus salas. La más curiosa es la de mascarones de proa, en su mayoría de finales de siglo XIX. Hay una sala de pintores argentinos cuya colección, formada por el propio Quinquela mediante compras, canjes y donaciones, puede competir con la del Museo Nacional de Bellas Artes. Desde luego, hay que admirar las salas con obras del gran artista boquense. Quizás no están allí sus mejores piezas, pero reflejan el drama del puerto, la incipiente industrialización de la zona y su amor por La Boca. Vale la pena ascender y detenerse en la terraza donde hay interesantes esculturas figurativas de artistas nacionales, a la vez que buenas vistas del barrio.

Entre las obras de la terraza puede admirarse “Herido”, del ceramista y pintor Marino Pérsico (1910 – 1976); su hijo, el artista plástico Marino Santa María, es el que intervino artísticamente la calle Lanín, de la capital argentina.

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Hay varias esculturas, como “El Creador”, de Héctor Rocha (1891 – 1964), hecha en cemento, que transmite un colosal poder.

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El lugar es un remanso de paz, para pensar y meditar.

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Preste atención a los detalles. Todo el edificio, en sus paredes y baldosas lleva el sello del gran pintor de La Boca.

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  1. VUELTA DE ROCHA

Seguimos nuestro camino en la misma dirección. A nuestra izquierda, siempre el Riachuelo, y a la derecha viejas casas. Algunas tienen hoy nuevos colores y otros curiosos detalles, siempre en el intento de atraer a los clientes a los comercios que hay en ellas. Desde luego, allí puede comprarse un mate y su bombilla.

Encontramos una feria artesanal, y a pocos pasos entramos a La Vuelta de Rocha, un recodo del Riachuelo, en cuya frente hay una plazoleta con un mástil, un cañón y un busto del Almirante Guillermo Brown, marino irlandés que en 1810 llegó a Buenos Aires, y decidió sumarse a las fuerzas revolucionarias criollas. Es considerado el padre de la Armada Argentina.

Frente a la plazoleta se encuentra el edificio de la Fundación Proa, que ofrece atractivas propuestas culturales.

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Tip: A la entrada de La Boca, un poco más allá del Parque Lezama, sobre Avenida Almirante Brown,  y muy del Hopsital Argerich se encuentra Casa Amarilla, réplica de la casa que que perteneció al famoso marino que da nombre a la avenida.

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  1. CALLE MUSEO CAMINITO

Pero no sigamos por la Avenida Pedro de Mendoza, sino, en lugar de tomar la curva, avancemos derecho en línea recta. Justo allí nace la calle Magallanes.

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A pocos metros, poco después de cruzar la calle Dr. Enrique del Valle Iberlucea -que recorreremos más tarde-, se encuentra la entrada a la calle más famosa de La Boca, la calle museo Caminito.

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La unión de estas tres calles, Magallanes, Iberlucea y Caminito constituye el corazón de La Boca. Es el lugar favorito y, a la vez, paseo obligado de todo visitante. Siempre hay decenas de turistas admirando su colorido, sus esculturas y sus conventillos.

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Comencemos caminando por Caminito. Una casa de dos plantas de forma triangular es el clásico acceso. Vista desde el frente, a la izquierda continúa la calle Magallanes; la diagonal a la derecha es la calle museo, que vamos a recorrer.

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Aunque el cartel al inicio de la calle dice que el famoso tango “Caminito” de Juan de Dios Filiberto fue inspirado en ese lugar, en realidad es al revés: la calle lleva el nombre por la canción, que además fue presentada en 1926 y no en 1923 como dice erróneamente la placa. Filiberto sólo compuso la música del famoso tango. La letra corresponde al poeta Gabino Coria Peñaloza, que se inspiró en Caminito de Olta, un antiguo sendero rural de La Rioja.

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Caminito es una suerte de arco que se abre paso en la manzana formada por las calles Aráoz de Lamadrid, Garibaldi, y las ya mencionadas Magallanes y del Valle Iberlucea. Su curioso trazado se debe a que antiguamente corría por ella un arroyo que abrevaba en el cercano Riachuelo. Luego formó parte del recorrido de un ramal del Ferrocarril Buenos Aires al Puerto de la Ensenada.

A lo largo de sus aproximadamente 150 metros se exhiben numerosas obras de arte, muchas de ellas vinculadas al puerto y a los inmigrantes. La primera es un muro con un medio relieve dedicado al Libertador, el General don José de San Martín, conocido en Argentina como “El Padre de la Patria”. La obra es creación del prestigioso escultor Roberto J. Capurro (1903-1971)

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De Capurro también se destaca “Esperando la barca”, un altorrelieve cuadrado con un motivo típico de la Boca; obsérvense los rostros que reflejan tristeza y la resignación.

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Hay obras sumamente interesantes como “El sembrador espiritual”, de Antonio Sassone (1906-1983), cuyo rostro remeda al Cristo del arte y que puede considerarse una representación de la bíblica Parábola del Sembrador, aludiendo a Cristo como quien esparce la buena semilla.

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“La sirga” de Julio Vergottini (1905 – 1999), un gran bajorrelieve 2.30 metros de ancho por 4 metros de largo. refleja el duro trabajo en el puerto. La sirga es una gruesa soga utilizada para remolcar las embarcaciones desde tierra, generalmente en ríos.

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Del mismo autor también recomendamos ver “La canción”.

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Entre las numerosas obras, en su mayoría esculturas, también recomendamos “La Madre”, de Juan B. Leone.

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Finalmente recomendamos “Clavel del aire”, un homenaje al tango del reconocido escultor Luis Perlotti (1890 – 1969).

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Hay otro detalle que vuelve el paseo por Caminito mucho más interesante: los conventillos que lo bordean. Se trata de viviendas urbanas colectivas donde se ofrecían cuartos en alquiler, que habitualmente eran rentados por inmigrantes.

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Conocidos originalmente como cuarterías, y luego también como inquilinatos, tenían comedores y baños comunes, formando una pequeña comunidad. Actualmente sobreviven algunos, en su mayoría con fines turísticos, que se pueden visitar a la vuelta, por la calle Magallanes.

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Habitualmente de madera o metal (que en Argentina se llama chapa y en otros países lámina), en La Boca tienen colores intensos que los han convertido en símbolos del barrio.

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Al final de la calle, en su cruce con la calle General Gregorio Aráoz de Lamadrid, hay un edificio cuyo extremo triangular remeda la proa de un barco.

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En el lado que da a Caminito hay un enorme mosaico de Ricardo Sánchez que reproduce la obra de Quinquela Martín, “Regreso de la Pesca”.

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Allí, al llegar a Aráoz de Lamadrid, lo mejor es dar la vuelta a la manzana. Para ambos lados hay vistas interesantes. Si uno sigue en la dirección en la que vienen los autos-en dirección contraria, hacia del Valle Iberlucea, hay principalmente comercios-, encontrará un balcón con típicas figuras boquenses de famosos personajes argentinos: Diego Maradona, Evita Perón y Carlos Gardel.

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En seguida se llega a calle Garibaldi, surcada por las vías muertas del ferrocarril. Muchos toman hacia la derecha para ir caminando hasta la Bombonera, el famoso estadio de Boca Juniors. Nosotros no lo recomendamos, salvo que se vaya en grupo, por razones de seguridad. Preferimos doblar hacia la izquierda. Hoy la calle es peatonal. Hay pintorescas fachadas a ambos lados de las vías.

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  1. LA CALLE MAGALLANES

Al terminar la cuadra doblamos a la izquierda, tomando Magallanes. Allí encontramos nuevamente un gran movimiento. Hay mucha gente en las calles, bailarines de tango, comercios con recuerdos porteños, restaurantes con mesas en la calle.

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También hay accesos a los famosos conventillos, hoy convertidos en sitios turísticos, que ofrecen una vista interesante de Caminito, un recorrido por el pasado y una oportunidad de disfrutar del tango.

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  1. LA CALLE DEL VALLE IBERLUCEA

Regresamos hasta Caminito por la calle Magallanes, la cruzamos y a pasos llegamos a nuestra última parada, la calle Dr. Enrique del Valle Iberlucea. También encontramos allí siempre una multitud. Hay negocios y restaurantes callejeros, sabor a tango, a La Boca y, desde luego, a la alegría.

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Se pone el sol. Las sombras cubren La Boca. Terminamos nuestro viaje pensando en aquellos inmigrantes italianos que habrán visto con ojos asombrados a la Argentina como su nuevo país, a Buenos Aires como su nueva ciudad y a La Boca como su nuevo hogar. A ellos les debemos tanto arte, color y alegría con pinceladas de melancolía con la que esta barriada se pinta.

[1] http://www.socearq.org/cms/wp-content/uploads/2009/04/fundacion-x-la-boca-_historia-transbordador_.pdf

[2] Para más datos sobre esta escultura, se puede visitor el blog http://www.pasqualinonet.com.ar/roberto_capurro.htm

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© Pablo R. Bedrossian, 2016. Todos los derechos reservados.

CRÉDITOS MULTIMEDIA

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